Miguel Quiroga
Viernes 26 de marzo de 2010-03-26
Taller de redacción II
Diario el universo, martes 23 de marzo de 2010
Ana María Raad Briz
A un clic de callarnos
Que Google se va de China, que Chávez quiere controlar todos los contenidos de internet, que en España quieren aprobar ley para censurar sitios que reproducen textos de propiedad de otros autores, que en Ecuador la nueva ley de comunicaciones buscaría crear un “ente regulador”, algo así como una mano divina que decide qué es bueno, malo, aceptable o no . Lo cierto es que la censura de medios, en especial internet, tiene algunos matices que ponen en perspectiva situaciones más complejas como la soberanía de los países, el autoritarismo que se viste con todos los trajes (incluido el digital) y la inmadurez democrática por sobre todo.
Empecemos por las soberanías. La salida de Google de China ha alcanzado dimensiones inesperadas, pareciera que no se va precisamente por la censura, sino porque el ataque cibernético que sufrieron en enero fue tan feroz que se torna difícil operar en un escenario así. La pregunta que muchos se hacen es por qué en el 2006 cuando desembarcaron en China aceptaron todas las “reglas del juego”, entre las que se incluía el bloqueo de ciertos contenidos. La situación ha dejado de ser un problema solo de la empresa y pasó a ser un problema de Estado, porque al momento de velar por los derechos universales, las excusas en torno a la soberanía (que alega China) pasan a segundo plano. Internet no tiene fronteras.
Un estudio publicado por la BBC, que incluye países latinoamericanos, concluye que cuatro de cada cinco adultos considera que internet es un derecho fundamental y la mitad cree que nunca debería regularse. El 78% de los usuarios cree que internet le ha dado mayores libertades y se sienten más confiados a dar su opinión. No es casualidad entonces que se busque liberalizar internet cada vez más, nominándola incluso al premio Nobel de la Paz por su aporte al avance del “diálogo, debate y consenso”.
Sigamos con el autoritarismo El trabajo de censura no es tan complejo porque por lo general se traduce en un gran ente gubernamental que centraliza la información y la filtra. En Venezuela el texto de la nueva ley establece que todos los mensajes deberán pasar por ese filtro estatal. En Ecuador se proponen “consejos” supuestamente autónomos que regulan el buen funcionamiento de las comunicaciones. El Presidente mencionó este sábado que se necesitan espacios para “observar” el trabajo de la prensa o la “calidad” de la programación de los canales. De ahí lo peligroso de no demarcar adecuadamente los consejos de comunicación, televisión, medios o el nombre que adopten para que no terminen siendo unas especies de Stasi o KGB cibernéticos.
Ahora pensemos en libertades. ¿Tienen límites los medios y en especial internet? Claro que sí, pero no muy distintos a los ya conocidos (derechos de propiedad violados cuando se transa material sin respetar la propiedad intelectual, respeto a la honra). ¿Para velar por estos derechos necesitamos un ente especial? Claro que no, si estos derechos no se cumplen en internet y no se pueden delimitar, es un problema de debilidad de instituciones que trasciende al medio. Al hacerlo por esta vía no estaríamos eliminando el síntoma sino el problema de fondo, y quedaríamos en las manos de las potenciales arbitrariedades y vaivenes de un “consejo”. Debemos fortalecer las instituciones que velan por proteger los derechos que creemos vulnerados (fortalecer la regulación de propiedad intelectual y su cumplimiento a través de tribunales, fortalecer el derecho a protegerse de falsedades y así sucesivamente). No matemos al mensajero por traer noticias que no nos gustan.
Análisis
La columna de Ana maría Raad de Diario El universo, emitida el día 23 de marzo de 2010 es un texto que nos expone sus temas de preocupación y denuncia sobre lo que podría llegar a abordar el proyecto de ley de comunicación presentado por el bloque oficialista.
Al analizarlo parece ser que la columnista maneja un estilo de ironía que llega a ser hasta algo jocoso, pero sin dejar de lado la seriedad del caso y el objetivo por el cual se escribe, que es de preocupación por el manejo de las libertades para internet.
Maneja bastantes palabras entre comillas que leído en su contexto muestra la ironía de lo que está hablando. Es bastante formal al exponer datos estadísticos, datos noticiosos y por eso tiene un lenguaje culto al no llegar a ser para nada vulgar. Es una crítica pero sutilmente realizada ya que está denunciando que estas prohibiciones en internet no deben existir.
por MiCkY
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