viernes, 9 de abril de 2010

¿Debería Uribe arriesgarse?



Los grupos guerrilleros o terroristas, como también se los denominan, desde hace muchos años existen y hacen lo que se les viene en gana ante nuestros ojos. Un ejemplo claro en América Latina son las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Desde su conformación en 1964, son dirigidas por un secretariado de siete miembros que estuvo bajo el comando de Pedro Antonio Marín, conocido por los alias de Manuel Marulanda o Tirofijo hasta su fallecimiento en marzo de 2008, cuando el ejército colombiano bombardeó un campamento instalado en Ecuador.

Desde entonces, su líder en jefe es Guillermo León Sáenz alias Alfonso Cano. Su número de efectivos varía según las fuentes, en 2001 se estimaban hasta en 16.000, pero luego de las derrotas sufridas posteriormente, en 2009 llegó a estimarse que sus integrantes eran 6.000. Según un informe de Human Rights Watch, aproximadamente el 20-30% son menores de 18 años, muchos reclutados forzosamente.

En comunicados a la opinión pública las FARC afirman que su objetivo es acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas, la intervención militar y de capitales estadounidenses en Colombia, lo que es desestimado por el gobierno. Además de que el grupo está involucrado en negocios considerados ilegales, como el robo, la extorsión, el secuestro y tráfico de armas y droga

El secuestro es una de las principales actividades de las FARC, ya sea por fines económicos, políticos o terroristas. La organización ha secuestrado a extranjeros de distintas nacionalidades y colombianos entre civiles y militares de todas las edades. Algunos secuestrados cumplen más de 10 años en cautiverio. Uno de los casos más conocidos a nivel mundial es el secuestro de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, quien fue secuestrada en medio de su campaña presidencial.

Piedad Córdova, senadora colombiana, ha sido una persona clave para la liberación de, hasta ahora, catorce rehenes en menos de dos años. Los últimos fueron el soldado Josué Daniel Calvo y el sargento del Ejército Pablo Emilio Moncayo, a quienes la guerrilla puso en libertad los pasados 27 y 30 de marzo, respectivamente. El grupo rebelde también entregó el 1 de abril los restos del coronel de la policía Julián Ernesto Guevara, quien murió en cautiverio en 2006 tras ocho años secuestrado.

Después de estas liberaciones unilaterales, las FARC han dejado claro que serán las últimas, ya que ahora solo entregarán 22 secuestrados que restan a cambio de 500 guerrilleros presos. El presidente colombiano, Álvaro Uribe, abrió la posibilidad de concretar el acuerdo humanitario con la condición de que no regresen a la vida armada.

Este canje es la última salida que tiene el pueblo colombiano para llegar a la paz. Es cierta la probabilidad de que los 500 presos que se liberarían pueden enfilarse de nuevo a este grupo, pero como se dice por ahí (y en este caso usaré una frase trillada) “el que no arriesga no gana”. Los 22 secuestrados no compensan la cantidad de guerrilleros que están presos, pero es un gran paso para que se logren acuerdos de paz, ya sin ningún riesgo de que puedan matar a alguno de los secuestrados.

En los próximos días, la senadora Piedad Córdova emprenderá una gira por varios países de Europa, con esto trata de presionar al presidente colombiano, a través de apoyo de varios gobiernos. Uribe duda de que e-ste canje sea para bien. Aquí también podemos mencionar que Uribe, a mi punto de vista, puede tener recelo hacia Córdova, quien ha tenido varios encuentros con el grupo militar, y puede pensar (y yo también lo hago) que es toda una estrategia, en complicidad con las FARC, para que liberen a los cientos de presos de esta guerrilla.

Durante el mes comprendido entre el 4 de enero y el 4 de febrero de 2008, se organizó una marcha ciudadana con el fin de demostrar el nulo apoyo de la sociedad civil a la guerrilla de las FARC. Esta marcha pacífica tenía como lema "No más FARC". La marcha surgió y se organizó en la red social Facebook, por medio del grupo denominado “Un millón de voces contra las FARC”, que posteriormente dio a luz tres organizaciones no gubernamentales: Fundación "Un Millón de Voces", "Colombia soy Yo" y "Movimiento de Unidad Nacional".

La marcha fue realizada en febrero 4 del 2008 en más de 160 ciudades alrededor del mundo bajo la denominación: Un millón de Voces contra las FARC y logró convocar a más de 12 millones de personas alrededor del mundo. Las FARC según la historia quieren acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas, un ideal que muchas organizaciones persiguen. Si el presidente colombiano arriesgara un poco para tratar de alcanzar acuerdos de paz, en vez de bombardear territorios en los que las FARC tienen campamentos, seguramente este grupo insurgente pondría también de su parte para llegar a un pacto. Pero, ¿debería Uribe arriesgarse a realizar un canje humanitario, a pesar de los riesgos que se corren? Para mí sí, porque eso podría ser el principio del fin.


Por: MAGO

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