jueves, 8 de abril de 2010

Sentimientos que determinan enfermedades

La depresión es mucho más que un estado de ánimo de muchos seres humanos, es ya una enfermedad muy grave. Estar deprimido es algo más que estar triste o que llorar mucho, o aun más severo que estar cansado. Sin embargo estos tres tipos de situaciones están presentes en las manifestaciones que tiene un enfermo de depresión. La enfermedad se encuentra fuertemente ligada al estrés, es una condición de abatimiento e infelicidad que puede ser permanente o transitoria.
El término médico de la depresión hace referencia a un conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede expresarse a través de actitudes cognitivas e incluso físicas de la persona; puede no pasar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades de entretenimiento habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo.
Su origen se debe a varios factores relacionados al estrés y también a sentimientos derivados de una decepción amorosa, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte. Por otro lado también tendría un origen de tipo hereditario, se cree que existen genes que determinan la depresión. Por ejemplo el cromosoma “X” destaca que las mujeres serían doblemente vulnerables ante la enfermedad (igual que el daltonismo), y esto junto a factores biológicos y sociales que se vuelven determinantes. Se sabe por ejemplo que las mujeres casadas, padecen con más frecuencia depresiones que los hombres. En ellos, son más frecuentes las depresiones cuando son solteros. Este último dato nos habla de la importancia de factores psicosociales para la expresión o desarrollo de esta enfermedad.
Se calcula que el costo personal de un cuadro de depresión que llega a durar de seis a ocho meses, es más duro e incapacitante que enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial. Estar deprimido, no es algo que de pronto aparezca, habitualmente su inicio es poco claro y puede iniciar por síntomas corporales, que hacen pensar al deprimido, que está enfermos de algo diferente a la depresión. Síntomas como dolores de cabeza, espalda, sensación de piernas y brazos pesados, fatiga, decaimiento, son datos iniciales de depresión. Posteriormente a esto aparecen las ideas de tristeza, el recuerdo de experiencias tristes, desagradables y embarazosas que se tuvo en el pasado, entonces busca aislarse, se torna irritable, y está constantemente con ideas de culpa.
Los conocimientos acerca de esta enfermedad aparecen desde la antigüedad en Grecia, con Hipócrates, quien describió la tristeza etimológicamente como bilis negra y la denominó melancolía, éste estado estaba caracterizado por un odio a los alimentos, inmovilidad, insomnio, irritabilidad y desesperanza. La influencia del planeta Saturno, hacia que el hígado secretara bilis negra, de esta manera se daba una explicación etiológica al problema. Debido a su prevalente relación con las emociones humanas llegó a ser un recurso artístico e incluso símbolo de movimientos culturales como el romanticismo.
Con el pasar de los años y de estudios se llegó a considerarla ya una enfermedad debido a su modo de tratarla con medicamentos y terapias. Después de minuciosas evaluaciones el diagnóstico estará claro para dar paso al tratamiento del enfermo. Éste puede variar entre psicoterapias y medicamentos antidepresivos. La psicoterapia es efectiva en algunas personas con formas leves de depresión, y normalmente tienen una duración de entre 10 a 20 semanas.
Quienes la padecen de manera más severa recurren a los antidepresivos. Entre los más conocidos está la fluoxetina, un fármaco inhibidor popularmente llamado: La píldora de la felicidad; se la usa ocasionalmente para tratar el alcoholismo y ciertos trastornos del sueño.
La mayoría de enfermos obtienen un resultado óptimo con un tratamiento combinado de medicamentos para obtener un alivio relativamente rápido de los síntomas y psicoterapia para aprender a enfrentar mejor los problemas que se presentan en su vida. Con esto queda comprobado que el ser humano por su natural condición necesita a más de medicamentos un trato psico-emocional para mantener un balance de su vida. La complejidad del hombre va más allá de su estado físico para sentirse bien, sino también una búsqueda de la felicidad.

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